El amor, ay el amor. Esa fuerza invisible que mueve el mundo. Ese hilo etéreo que nos une. Que mueve montañas y es el germen de la vida. Gravado en los corazones a sangre y fuego. Porque él es la felicidad y la desdicha en si mismo. Une almas y rompe corazones. Es el prólogo, la obra, el epitafio de la eternidad.
Dicen que nos crearon por amor y es cierto que nacemos por amor. Que vivimos por amor. Que los corazones repican cuando les toca el amor. Que los cuerpos se estremecen ante el amor. Porque es la luz, el calor, la suave brisa. El arco iris de las flaquezas humanas. El sustento del bien ante el mal.
Por eso, amigos, ante las tormentas de la vida, el poder, la ambición y todos esos pecados tan propios de los humanos, siempre nos queda la esperanza y realidad del amor. Porque es gratuíto y el cáliz del que beben los buenos corazones. Y entonces, la vida puede ser maravillosa...

Tags: amor, cariño, pasión, sentimiento, unión, libertad, mujer